9 de noviembre de 2017
La Q de José Hernández
Luego de culminar el torneo Top-8, en el que se miden los mejores jugadores activos de Venezuela y donde obtuvo meritoriamente el segundo lugar, José regresó cansado en la noche al apartamento donde pernoctó con su familia.
Al día siguiente a las 5:30 a.m. -hora acostumbrada de levantarse-, José quiso encender su laptop para verificar algunas palabras y como sorpresa, no la encontró.
Recordó que la había usado en la Plaza de los Palos Grandes -donde se sucedió el torneo- y luego de usarla la dejó debajo de uno de los bancos de la plaza. Sin pensarlo dos veces la fué a buscar, una distancia de varios kilómetros lo separaban de su esperanza por hallarla en el sitio donde la dejó, junto con el suplicio de saber que habían transcurrido muchas horas y muchas personas caminando por la plaza.
Al llegar a la misma y desde la distancia, pudo ver el estuche de su laptop y sorpresivamente una persona sentada en ese banco sin darse cuenta del estuche, allí, a sus pies.
Esa persona se sorprendió al ver a José abalanzarse como el Tigre a su presa, sobre la laptop.
Su fe y determinación le premiaron con el hallazgo de su computadora a un tris de estar perdida.
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