Vistiendo una
especie de dulleta de tela muy fina, me encontraba vacando en China, caminé por
mucho
tiempo por las calles de la capital, anduve bajo un cierzo helado hasta
despearme, cansado, me detuve en una de las avenidas de la ciudad, como conocía
el idioma que se habla en el país, me puse a leer un dazibao para enterarme del
movimiento político del país, mientras leía, observé muy cerca de mí, como la policía domeñaba a un belitre que
trataba de camelar a un turista, el ladino, un hombre joven y glabro para la edad
que aparentaba, la gente aglomerada murmuraba que estaba falluqueando, otros decían
que además estaba flipado, luego de terminada esta algazara, como me sentía tan
cansado y hambriento, me senté en un banco y disimuladamente zafé las feladices
de mis cómodas ojotas y me deshice de ellas.
Mientras
descansaba amusgué para ver el nombre de un restaurante, había uno de comida
cantonesa, me calcé mis ojotas y hasta allí me dirigí rápidamente, caía la
tarde y el hambre me abacoraba, al entrar al recinto, en una de las mesas
estaba sentado un amigo que conocí en un viaje que hice hacía dos meses a
Marruecos, me acerque y me invitó a sentarme, desde aquel entonces hicimos muy
buena amistad, lo consideré “mi amigo el
cumpa Marroquín”, es un hombre pilixte, muy dicaz, es una especie de lexiarca
en su país, conversamos, recordamos episodios desde nuestro primer encuentro y
de los contactos por las redes sociales.
Pedimos unos
aperitivos y luego platos típicos para saciar el hambre, ambos pedimos una sopa,
que resultó una especie de jerricote, y de segundo ordenamos un pescado, una
suculenta japuta, que fue servido en un plato muy bien presentado, se veía apetitoso,
de postre pedimos, yo “Bollos dulces con nata montada” y el “Bolitas en dulce
de arroz glutinoso” todo muy exquisito.
Tuvimos un
charloteo largo y ameno, tratamos varios temas, a la hora de cancelar la cuenta
él se ofreció a pagar todo, me dio vergüenza, solo me quedó hacer la jarrita y
agradecerle la invitación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario