6 de diciembre de 2006

Bruno Ybarra (1)


Tomado de: El Universal


SOCIEDAD

Un venezolano de 15 años
escribe su historia en el Scrabble


Puede escribir de todo. Palabras sencillas y cortas como "as". Palabras comunes como "carro". Y hasta puede colocar en el tablero de Scrabble palabrones como "Desencadenamos", que tiene 14 letras, es decir, el máximo que se puede escribir.

Él es Bruno Ibarra, quien a sus 15 años está hoy en tierra uruguaya para participar en la competencia mundial de Scrabble.

El trabajo que tiene que realizar hoy es enfrentarse en contra de los jugadores que no clasificaron al campeonato mundial para obtener uno de los dos cupos que lo lleve directo a participar por el preciado título.

Con un total de 1.763 puntos en el ELO, que es el rating nacional, Bruno va preparado con las mejores estrategias. Antes que nada tiene que contar muy bien cuántas fichas (letras) tiene en la bolsa. "Así puedo saber, si se tranca el juego, cuántas fichas me quedan a mí y a mi oponente para ver qué palabras pude formar", revela él un poco su plan.

Bruno va a tratar de formar después la mayor cantidad de palabras sin abrirle oportunidad al otro competidor. "Casi siempre utilizo tres scrabbles por juego, es decir, palabras que contengan siete letras exactas".

El árbitro
El rey de este juego es el diccionario. En él se basan las reglas principales. Cualquier duda que surja en el transcurso de un partido, que puedo durar entre una y dos horas, será consultada en la Vigésima Segunda Edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE).

"En el juego no se permiten diminutivos de las palabras. Tampoco aquellas que se desprendan de un verbo y no aparezca su conjugación", comenta Bruno, para quien el Scrabble es una tradición familiar.

"Desde muy pequeño veía cómo mis abuelos y mis tías todas las noches se reunían para jugar". Aunque comenzó a jugar de manera profesional cuando descubrió que en Venezuela había un Club Nacional de Scrabble. Allí su fanatismo se convirtió en una forma de vida.

Fue allí donde aprendió que la utilización de nombre de países y de nombres propios está prohibida, pues no cumple el requisito principal: no están en la DRAE.

"El conocimiento de las palabras me ha ayudado mucho a la hora de colocarlas en el tablero. Todos lo días me estoy leyendo el diccionario", dice Bruno, quien recibe mensualmente muchas felicitaciones por parte de sus profesores por su buen rendimiento.

En total tiene tres minutos para formar una palabra. Si no lo hace en ese tiempo le restarán 10 puntos -cada letra tiene un puntaje diferente-. "Dependiendo de la palabra que forme y del lugar donde se ha colocado se pueden multiplicar por dos o por tres el puntaje", termina Bruno quien cruza hoy los dedos para colocar una palabra sobre el tablero: "ganador".

CON INFORMACIÓN DE DUBRASKA FALCÓN

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