Escribe Nelson: Araceli nos envía de premio virtual esta semana unas fotos en el Kristiansand Zoo en Noruega
y mi texto de palabras raras:
Furioso el campesino ecuatoriano soltó unas cuantas groserías sonables en huao al recaudador de censos. Tenía ganas de achocarlo o atufarlo, pero se retuvo. Explicó que su criadero de corcos no funcionaba, que sus tierras eran puro sablón, que los piunes estaban enfermos y que a pesar de tanto femar no se mejoraban. El recaudador le recordó que su terreno estaba lleno de itrio que debería explotar de alguna forma y que él solo venía a luir, pues era su trabajo. El campesino se acochó para seguir labrando y prometió pagar sus deudas cuando tuviera más dinero.
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